El contraste de paisajes es fascinante. Íbamos con el coche por la llanura semidesértica y, de repente, al subir un poco nos encontramos la ciudad con el valle fertil a un costado y la sierra encima. Por un lado el Alto Atlas y a unos 50 km aproximadamente hacia el norte el paisaje del llano vuelve a variar al aproximarse al Atlas Medio. Conviene reservar la cena en el alojamiento y llevar dinero en efectivo, pues cambiar en la ciudad es un poco complicado.