Chalets de montaña en Caraz

Este lugar fue, sin duda, uno de los mayores aciertos de mi viaje a Huaraz. Ricky, el dueño, es una persona increíblemente amable, noble y divertida. Nos hizo sentir como en casa desde el primer instante. Su calidez humana realmente marca la diferencia. Al llegar, fuimos recibidos con amor por sus dos perritos —¡unos anfitriones peludos adorables!— que te dan la bienvenida como si ya fueras parte de la familia. La comida… espectacular. Casera, sabrosa, hecha con cariño, como si estuvieras comiendo en casa pero rodeado de las montañas. El hospedaje es acogedor, limpio y lleno de buena energía. Pero lo que realmente lo hace especial es Ricky. Él no solo te hospeda, también se vuelve parte de tu viaje, y por eso, estar aquí no es solo quedarse en un lugar… es vivir una experiencia que recordarás con el corazón lleno. ¡Gracias Ricky! Volveremos sin dudarlo.

Jardincito tranquilo con dos perreos encantadores y la gata más cariñosa del mundo. Ricky es un cielo y te cuida mucho. Las camas son súper cómodas.

Las atenciones de Beli y Jorge, estuvieron pendientes de nosotros en todo momento y nos hicieron sentir como en casa. Nos ayudaron con los Tours que queríamos realizar y lo pasamos muy bien. El alojamiento está en excelentes condiciones, habitaciones muy cómodas, cuidado con mucho cariño y detalle. La ubicación es ideal para descansar y conectarte con la naturaleza. Además, los desayunos son buenísimos.